Vivimos en un mundo repleto de cosas mecánicas y materiales, pero me da la sensación de que no sabemos usar de forma eficaz gran parte de esos objetos e instrumentos. Algo similar suele pasar en el ámbito de nuestras relaciones sociales, pues en ocasiones no sabemos con exactitud qué necesitamos de los demás, ni qué entendemos que deberían ellos esperar de nosotros.
En cierta medida, lo expuesto aquí tiene que ver con el mundo Porsche. Contra el aburrimiento y la falta de emoción se trabaja con problemas que dan vida al progreso, la capacidad, la investigación y la pasión. Ejemplos claros de esta materialización de la filosofía Porsche son la innovación, la emoción de conducir con la mayor seguridad posible, y el coraje ante situaciones límite.
Mi interés estriba en relacionar la formación, el esfuerzo personal, los vínculos sociales y nuestro entorno físico como escenarios donde hemos de intentar –al menos– ser autores y provocadores de la vida tan irregular e imprevisible que vivimos.
Gracias a las ideas y al espíritu pionero de Ferdinand Porsche, puedo experimentar la conducción como yo la deseo y no como otros me la imponen; puedo experimentar desde mi libertad que no siempre es la línea recta la manera más directa para ir de un punto a otro. Creo que es un error intentar llegar antes para “ganar tiempo” porque “perder tiempo” amenaza a quien no dispone de él, o a quien no ha aprendido a utilizarlo.
Como consecuencia de todo ello, considero necesario hacer incidencia en la visibilidad del ‘Espíritu Porsche’, elemento clave que nos puede permitir un mayor acercamiento y conocimiento de la realidad que nos ocupa. Desde mi punto de vista hay una serie de características individuales que lo hacen único: la sencillez; la innovación; la mente abierta; el trabajo en equipo unido al profundo respeto por todos y cada uno de los componentes que lo integran; el pensamiento sostenible; la anticipación; el trabajo en base a problemas, y la inteligente humildad que nos hace disfrutar de la vida.
Pienso que debemos intentar ser ‘autores’ de la vida que vivimos para disfrutar con discreción de nuestra afición, lo que nos permitirá acercarnos más a su lenguaje, sus olores, sus tonos, su sonido ronco, y la precisión que trae consigo todo contacto con un Porsche.
Se trata de trabajar para crear soluciones de futuro y para experimentar la técnica, no como una finalidad en sí misma sino por la sensación, fascinación y seducción de conducir un Porsche.
Hasta una próxima experiencia.
