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El Viejas Glorias recupera el espíritu de antaño

  • Texto: Feli Santana
  • Fotos: Marcelino Ortega

Dicen que este fin de semana, subieron más de tres mil motos a Santa Lucía. Dependiendo con quien hablaras, podían pujar o aminorar la cantidad de la visita. Otros, incrédulos hasta el final, simplemente obviaban la certeza que acontecía.

La semana previa, ya se empezaba a notar cierto revuelo en los preparativos, muchas visitas a Santa Lucía, procurando siempre lo mejor para el evento. Hay que reforzar la seguridad policial, hay que prever más aparcamientos, hay que reforzar la luz en los puntos del parque. Todo eran conjeturas y más previsiones.

Los abanderados del viernes, venían a ser Roque y Carly que con su habitual sapiencia y voluntad, nos regalaron un día entero de “curro” marcando las zonas del trial en la Hoya de la Cebada. Cuestión que agradecieron los escoltados trialeros que por una vez más tuvieron zonas curradas, público numeroso y cartel formidable. En la pugna se definió una vez más que las clásicas gozan de buena salud y competición.

En la noche del viernes y tras la inauguración oficial con Francisco García, concejal de Santa Lucía, se destapaba la nueva fórmula de apertura del evento. La llamada noche del Jamón y la fiesta más madrugadora, pues el ánimo está bien cargado y las ganas del disfrute también. Continuó la acampada entre lloviznas y claros, algunas procesiones con trono hasta muy tarde. Tan solo los gallos y el fresco de la caldera, nos recordó dormir un par de horas, antes del segundo asalto.

Silencio roto, por el canto destemplado de los bravucones. Y el eco de motos madrugadoras. Unos a montar el kiosco, otros a cumplir las tradiciones. Lo cierto es que para la salida del trial, ya estaba el aparcamiento de solo motos abarrotado.

El parque de este municipio, es simplemente un oasis ordenado, los diferentes escenarios en los que se representan las exposiciones, ofrecen un decorado inusual y un descubrimiento continuo. El pueblo de los olivos esconde callejones empinados, calzadas limpias y vistosos balcones, huertas de olivos y frutales, con olores a pan de leña y hogueras apagadas.

En la losa mayor del parque, el club de motocicletas Clásicas y Antiguas de Gran Canaria, fiel a sus convicciones, ha traído medio centenar de motos de las que más de quince son inéditas en el evento, demostrando la excelente salud de la restauración en Canarias. Para ellos también el honor de los mejores Stand, con la moto de correos junto al buzón, la de la lechera junto al monumento campesino o del cascarón naufrago en la fuente, amén de las famosas gemelas de “Pingüinos”.

En los amaneceres corrió el caldo de gallina, en los anocheceres el vino y el ron blanco. En la retina de los que disfrutaron el momento, la sensación vital de algo único y placentero.

Las támbaras de las palmeras dejan otra parte del parque llena de ocres pegajosos. Ahí el servicio de limpieza estuvo rápido y eficaz para dejar la buena imagen salvada. El club de motos “Sin Frenos” presentó el mejor cartel de las cotizadas inglesas en la jornada del sábado. Mientras los amigos de Pepe Martín  interpretan de otra manera el concepto de Viejas Glorias. Allí acamparon, allí disfrutaron hasta el suspiro final de la jornada dominical.

La cúpula de la iglesia de Santa lucía, luce en la pizarra blanca de su estructura una simpática escalera sin barandillas que gira el cono hasta el campanario. La imagen no tiene desperdicio con las cumbres de fondo y la iluminación nocturna de sus encantos.

Sobre las cuatro arrancaba el Rallye de regularidad. Como todos los años, esta vez Diego le robó la cartera a sus contrincantes ganando por mínima diferencia el divertimento. La carrera de cintas entretuvo a mucha gente que no quería marcharse y que aplaudía  el espectáculo,  siendo Tony el ganador. Un grupo de “Pop” joven llamado “Galápagos” dio el primer concierto con muy buena crítica.

El camino del Siglo, la Cruz de Madrid, las vueltas de Adeje, el camino de la sal, Rompecerones, el casco histórico está lleno de señalizaciones a los caminantes que invitan a descubrir otra Santa lucía. Desde la fortaleza de Ansite a la Sorueda. Desde Rosiana a Taidía, los bancales y palmeras adornan este costado de las Tirajanas  más verde y rural.

El esperado homenaje a los moteros caídos, se convirtió una vez más en un símbolo de confirmación al recuerdo. La Pirotécnica San Miguel regaló al evento una noche especial de fuegos y señales de gratitud al cielo, siempre habrá un conjuro para cada uno de nuestros amigos. Especial mención a Simoncelli y a Luzma del moto club San Roque, recientemente desaparecidos.

El Rock más duro de los HDC Society nos dio un buen concierto de nivel. Y así nos devolvió a la alborotada y trasegada noche de nuevo. Algunas guitarras y paliques acompañaron otra velada, unos belgas e ingleses conllevaron la cara B del “Viejas glorias”, y descubrieron por que los chicos del Roque Nublo, nunca duermen cuando lo pasan bien.

La numerosa participación de tiendas ayudó a aligerar la crisis con precios de saldo, oportunidades que iban hasta algunas ventas en directo de motos. Inevitable pensar que es el mejor escaparate para estar fuera de su establecimiento.

El dominical fue pura esencia motera, mientras al alba, los barrenderos se apresuraban a dorar el parque, en otras partes de la isla, muchos moteros, sacaban sus motos, enfundaban sus “chupas” vestían sus mejores galas y partían para el evento. Nunca antes en la historia, conoció la caldera de Tirajana tanto trasiego de motos y escapes.

Manolo García del Club de clásicos de Telde, despertó de su acampada e hizo recuento y cuento de otras épocas doradas. La jaima del Dakar y sus motos hubo que retirarla del terrero de lucha, para poder tirar los fuegos. El de los helados fundió el resto antes de las once de la mañana.

Las ‘Hondas Setenta’ volvieron a dar la nota en cantidad. Los clubes de Vespa de Gran Canaria y Tenerife visitaron unidos el lugar. Pepe A. Monzón volvió a educar a la gente de las motos de la historia del motociclismo en Canarias, con una hermosa exposición. Roberto dibujó la BMW GS Dakar blanca soleada.

La batucada siguió dando la tabarra por toda la mañana. Al del bar de la esquina se le acabó el café. Las panaderías hacían extra para dar cupo a la avalancha. Mientras algunos aplaudían en la puerta de sus casas el paso del paseo de las Joyas, hasta el cura dio las gracias por no interrumpir la misa. Gubra, tras la concentración HOG  Chapter del sábado, volvió el domingo con cincuenta ‘Ducatis’ de excursión.

Un señor recibía una escarapela por ser el hombre de la armónica, otros zancudos y payasos danzaban  por la plaza repartiendo caramelos y la mañana fue avanzando entre acelerones y muchedumbres. Sólo hubo tiempo para dar las gracias a unos cuantos, abrazos a otros tantos, y buenaventuras al resto. Siempre pasa igual, el Viejas Glorias se fue volando y el eco de las motos y moteros se fue apagando en la cuenca de Santa lucía.

Por supuesto el fin de semana dio para mucho más, pero eso lo tendrán que descubrir, los que vienen llegando. El próximo año es el veinte aniversario y me da la sensación que ya nos tienen lanzados con los preparativos. Grande y vital te queremos ver siempre Viejas Glorias.

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