Volkswagen Golf VIII, contra viento y marea

Casi 50 años de existencia, ocho generaciones y más de 35 millones de unidades vendidas. Con estas pistas  a muy pocos lectores se les escapa que estamos hablando del Golf. Una trayectoria de éxito en la que como modelo de referencia, ha tenido que superar distintos trances, entre ellos, una creciente y feroz competencia, no ha sido la único. El auge creciente de SUV  y crossover también ha puesto en cuestión su fortaleza, un episodio del que ha salido bastante airoso a pesar incluso, de tener buena parte de la competencia en casa (Volkswagen T-Roc).

Por si fuera poco, la llegada de esta octava entrega  ha coincidido en el tiempo con la aparición de la pandemia. Un suceso que ha ocasionado que su lanzamiento, convertido siempre en un gran acontecimiento mediático, haya pasado algo inadvertido. Nada a lo que un vehículo con su carisma no se pueda sobreponer. En esta ocasión hemos probado el acabado Connect con motor 1.0 TSI de 110 CV, variante que a nuestro juicio presenta un equilibrio ideal entre equipamiento, prestaciones y precio (19.500 euros) y a la que no le faltan argumentos para seguir manteniendo su estatus.

IMAGEN SINGULAR

El nuevo Golf conserva un estilo similar a su predecesor aunque  a todas luces es un vehículo completamente distinto con una estética aparentemente más aerodinámica y deportiva. En realidad, la marca casi nunca ha empleado el rupturismo como modelo de evolución. Por el contrario, prefiere mantener ciertos rasgos identificativos del envoltorio al tiempo que se produce una gran transformación, principalmente a nivel técnico y dinámico.

Partiendo de esta premisa, sus dimensiones se mantienen prácticamente intactas aunque afina su expresión mediante unos grupos ópticos más estrechos y una traza más original de la firma luminosa. La incorporación de una parrilla secundaria en el zona inferior completamente rediseñada remata la transformación del frontal. También son nuevos los faros traseros de LED, el inserto del nombre en el centro del portón, así como el acabado y los elementos sobre los que se desarrolla el parachoques posterior.

De perfil, mantiene el triángulo en el vértice delantero del marco acristalado, al tiempo que estrena unas llantas de nuevo diseño. Una nueva línea de carácter que se extiende desde los pasos de rueda delanteros hasta la base del pilar C aporta un guiño de originalidad a todo el conjunto.

PLACERES OCULTOS

El salto de generación es más notable en el interior donde la transformación a nivel digital y las opciones de interacción están ahora mucho más presentes. La ambientación es realmente sencilla, siendo de nuevo la calidad y la ergonomía dos de sus irrenunciables señas de identidad. Todo el operativo está condensado sobrio un sobrio decorado donde destaca la iluminación ambiental configurable y una gran sensación de amplitud a la que contribuye el techo de cristal panorámico, practicable mediante un deslizador táctil situado en la consola del techo.

Al primero golpe de vista existen dos puntos de referencia, el cuadro de instrumentos digital y la pantalla sobre la que se despliega el sistema de infoentretenimiento. Con más detalle, descubrimos un pequeño panel táctil en la columna central que sirve de atajo a las funciones del display principal, incluida la climatización. Toda esta elemental trama digital y las opciones de conectividad, junto al control por voz, hace que el acceso a cualquier operación o servicio sea realmente sencillo e intuitivo.

El espacio, ni que decir tiene, es más que suficiente para albergar a cinco pasajeros de forma confortable, contando además con una capacidad en el maletero de 380 litros que crece hasta los 1.237 litros abatiendo los respaldos de los asientos traseros.

CON TODA LA ARTILLERÍA

La oferta de versiones y mecánicas es amplísima, incluidas las híbridas con tecnología de 48 V o con sistema enchufable sin olvidar algunos clásicos como es el GTI y GTD, y a falta del más que probable lanzamiento de las variantes más radicales (ClubSport y R).

Nos centramos en el motor TSI con 110 CV de un litro y tres cilindros que se emplea por primera vez en el Golf, en este caso asociado a una caja manual de seis velocidades. Tengo que decirlo, teníamos dudas sobre cuál podría ser su respuesta. Las referencias eran muy buenas en modelos de talla menor pero rendir al nivel que se espera acompañando a un vehículo con el porte del Golf son palabras mayores.

Pronto de das cuenta que esta versión de acceso puede ser tan entretenida de conducir como las más prestacionales (salvando las diferencias), menos depurando que un cuatro cilindros, pero correcto en líneas generales. Su comportamiento es progresivo y si bien a bajas revoluciones le cuesta un poquito dar el salto, una vez entra en juego la acción del turbo enseguida se muestra contundente, actuando con ímpetu hasta las 5.000/6.000 rpm. También ofrece rápidas recuperaciones y es “excitantemente” ágil y equilibrado, con una dirección precisa, cuando tiene que enfrentarse a una carretera de montaña.

Del mismo modo tiene un lado amable, de desarrollo menos impetuoso donde resulta muy cómodo y reconfortante de conducir. En dichas ocasiones y asesorado por el indicador de cambio de marcha del panel de instrumentos se obtiene una buena puntuación a lo que compensación de consumo se refiere.

Y es que toda ayuda es bienvenida, desde los sensores de luz y lluvia o los avisadores acústicos delanteros y traseros, a la cámara de visión posterior o la práctica lista de sistemas de asistencia a la conducción capaces de prevenir distintos tipos de situaciones que afecten a la seguridad.