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Esta semana han entrado en vigor los nuevos límites de velocidad en ciudad, medida que pretende reducir la siniestralidad como prinicipal objetivo pero que entraña otros beneficios para la convivencia entre vehículos y peatones en la ciudades. En concreto, desde el 11 de mayo, la velocidad máxima en vías urbanas será de 50 km/h en vías de dos o más carriles por sentido de circulación, de 30 km/h en vías de un único carril por sentido, y de 20 km/h en vías que tengan una plataforma única de calzada y acera. Es decir, en vías donde no haya separación entre una acera para peatones y la calzada separada para los coches.
Aquí, no obstante, hay que tener en cuenta que los carriles reservados a la circulación de determinados vehículos o usuarios (como el transporte público, por ejemplo) no cuentan. Es decir, si una calle tiene dos carriles y uno de ellos está destinado al autobús o al taxi, se aplicará el límite de los 30 km/h.
Con el establecimiento de estos nuevos límites aumentan también las sanciones. Así y respecto al límite de 30 km/h, circular entre los 31 y 50 km/h no conllevará la pérdida de puntos pero sí una multa de 100 euros. Para aquellos que conduzcan entre los 51 y los 60 km/h se establece la pérdida de 2 puntos, más una sanción de 300 euros. Serán 4 puntos y 400 euros para los que lo hagan entre los 61 y los 70 km/h, y 6 puntos para los que se encuentren entre los 71 y los 81 km/h. Circular a 81 km/h en adelante se considerará infracción grave y está penalizada con 6 puntos del carné y 600 euros de multa.
La DGT resalta como ventajas de estas medidas la reducción en un alto porcentaje del riesgo de fallecer como consecuencia de un atropello. Las lesiones producidas, en la mayoría de los casos y como apunta el portal Acierto.com, son en líneas generales menos graves cuanto menor es la velocidad. Del mismo modo, decrecerá la posibilidad de tener un accidente o un siniestro en términos generales. En definitiva, ir más despacio deja al conductor más margen de actuación.
Otros beneficios es la reducción del ruido y de la contaminación. Está constatado que el tráfico es el causante del 80% de la contaminación acústica en la ciudad. En cuanto a la contaminación atmosférica, circular a menos velocidad permite ahorrar combustible y reducir las emisiones.
El citado portal estima que otras consecuencias de estas restricciones sea la proliferación de otro tipo de movilidad. El transporte público, la bicicleta y los patinetes podrán ser los grandes beneficiados con la entrada en vigor de estas nuevas medidas. Reducir la velocidad permitirá a los ciclistas y peatones sentirse más seguros.
