Las ayudas electrónicas han sido uno de los avances más importantes que ha experimentado el vehículo en las últimas décadas. Su intervención hace que la conducción sea más sencilla pero sobre todo más segura. Estas “ayudas”, aunque con algo más de retraso, también han llegado al mundo de la moto (motocicletas y scooters), en la mayoría de los casos, con tecnología proveniente de la alta competición. En este reportaje se explican los principales asistentes, cómo actúan y sus ventajas.
Sin duda ha sido toda una revolución aplicada a la seguridad del motorista. Se trata de la “Unidad de Medición Inercial” o como se le conoce en sus siglas en inglés, IMU. Se trata de un sensor que detecta posición y velocidad en diferentes ejes -los más avanzados en seis ejes- y anticipa situaciones como la posible pérdida de adherencia de la rueda delantera o la posibilidad de un derrapaje, entre otros aspectos.
En los modelos más avanzados la IMU funciona coordinadamente con el acelerador electrónico. En su caso y frente a los modelos con acelerador por cable, es la centralita quien decide cuanta potencia debe dar al motor en función de la posición del acelerador del gas, en distinto grado dependiendo de los parámetros de puesta a punto y del modo conducción usado.
Antes de la llegada de la IMU, el mundo de la motocicleta ya había experimentado avances importantes en seguridad. Fue el caso de la llegada del freno antibloqueo ABS. Los sistemas actuales han mejorado mucho a los originales, primero lo hicieron en velocidad de reacción y desbloqueo, y recientemente gracias a la electrónica más avanzada (la IMU) llegando incluso a la frenada combinada.
Con su evolución, hoy también se implementa en las motocicletas el “ABS en curva”. El sistema en este caso reconoce el grado de inclinación de la moto y hacia dónde se está moviendo por lo que el piloto puede frenar con fuerza con la moto tumbada, en plena curva, sin sufrir un bloqueo repentino de la rueda delantera.
Otro de los grandes avances es el Sistema de Control de Tracción. El derrapaje se produce, en la mayoría de los casos, por un exceso potencia en la rueda trasera. Su actuación atiende a este principio detectando cuando se produce una diferencia de velocidad entre la rueda delantera y trasera. Los primeros sistemas actuaban cortando la potencia del motor en cuanto se manifestaba esa diferencia de velocidad entre ambos ejes. Los actuales, más avanzados, lo hacen modulando el gas para controlar la derrapada y evitar así la pérdida de estabilidad.
Las motos con un equipamiento más completo disponen de la posibilidad de ajustarlos a medida en los menús de cuadro de instrumentos asociándolos a los distintos modos de conducción e incluso dentro de cada uno de ellos, con distintos grados de intervención. Algunos pilotos muy experimentados deciden en ocasiones desactivarlo del todo.
Tanto el sistema ABS como el Control de Tracción se nos antojan básicos e irrenunciables para la seguridad cuando se circula sobre una motocicleta, pero el mundo de las dos ruedas sigue evolucionando e implementado nuevos avances.
Es el caso, por ejemplo, del cambio de marchas rápido o Quickshifter. Este permite solo subir o subir o bajar de marchas sin tocar el embrague (solo se emplea para engranar la primera en el momento de arrancar). El sistema añade otro aspecto importante y es que detecta el momento en que se va a producir la intención de cambiar y altera el par motor un ligerísimo instante para que la velocidad entre más fácilmente. A su vez existen los cambios semiautomáticos que realizan por si solos el tránsito entre marchas tanto para subir como para bajar de velocidad.
Dentro del paquete de sistemas electrónicos también se encuentra el anti-caballito o anti-wheelie para evitar precisamente eso, que la inercia de la moto en una fuerte aceleración levante la rueda delantera con la consiguiente pérdida de equilibrio. Los más avanzados y a través del menú también se puede elegir el nivel de intervención a gusto del usuario.
Por último, y proveniente del mundo de las cuatro ruedas, nos referimos a los radares (delanteros y traseros) y la implementación del control de crucero adaptable. Su funcionamiento es casi igual al de los coches. Así, cuando se establece una velocidad fija de circulación y una distancia con el vehículo que nos precede -normalmente asociada a la conducción en autopista- esta se mantendrá invariable a no ser que dicha distancia disminuya, adaptando la velocidad para mantener un margen de seguridad.
Este sistema permite realizar viajes de forma más relajada, porque además si detecta que el vehículo de delante frena, no sólo reducirá la velocidad sino, si es necesario, accionará los frenos hasta detener la moto completamente y evitar así una colisión por alcance. Los radares de proximidad también llegan a la parte trasera de las motos, para avisar de la presencia de algún vehículo en un punto ciego.