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Tras un periodo de ajuste en relación a sus prioridades, Toyota parece haber encontrado el camino idóneo a la hora de afrontar su futura ofensiva de modelos eléctricos de batería (BEV). La producción de esta nueva generación se iniciará en 2026 y sus sistemas de propulsión estarán alimentados por una nueva serie de baterías avanzadas, incluidas las de estado sólido de ion de litio, todas ellas con especificaciones superiores a las actuales en términos de costes de producción, tiempos de recarga y rendimiento.
El propósito de esta estrategia consiste en disponer de un nuevo abanico de propuestas, tanto en cuanto a vehículos como en rendimiento, capaces de adaptarse a las distintas necesidades de los clientes. La marca espera con este nuevo plan de producto que 1,7 millones de los 3,5 millones de BEV que Toyota espera vender en 2030 corresponderán a estos modelos de nueva edición.
Toyota ha presentado recientemente cuatro baterías de nueva generación, tanto de electrolitos líquidos como las referidas de estado sólido. Sobre las primeras, la marca está desarrollando tres diferentes tecnologías. El primer tipo, construidas con ion litio, toman el nombre de “Performance” (Rendimiento) e incrementarán la autonomía de los vehículos eléctricos hasta superar los 800 kilómetros, en combinación con otras actuaciones sobre la propia arquitectura del vehículo que serán más ligeros y aerodinámicos. Los tiempos de recarga también se verán reducidos ofreciendo la posibilidad de alcanzar un 80% de la carga en 20 minutos o menos.
La segunda adopta la denominación “Popularisation” (Popularización) y contienen litio-ferrofosfato. Su producción permitirá reducir los costes un 40%, ofrecer un 20% más de autonomía respecto, por ejemplo, al bZ4X actual, y alcanzar una carga casi completa en 30 minutos o menos.
Toyota también está desarrollando una batería de alto rendimiento “High Performance” capaz de incrementar la autonomía por encima de los 1.000 km si se combina con mejoras aerodinámicas y un menor peso del vehículo. Los modelos previstos equipados con este tipo de baterías llegarán al mercado a finales de 2027, principios de 2028.
El gran salto cualitativo, en cualquier caso, llegará con las baterías de estado sólido. En líneas generales, estas ofrecen una mayor durabilidad y una mayor tolerancia ante voltajes y temperaturas elevados. Estas cualidades hacen que sean más adecuadas para la carga y descarga rápidas y para suministrar más potencia en un formato más pequeño. Una vez su desarrollo esté completado se espera que los vehículos eléctricos equipados con este tipo de baterías puedan recorrer hasta 1.000 kilómetros con una sola carga, mientras los tiempos de “repostaje” – del 10 al 80%- se reducen a 10 minutos como máximo.
En otro orden de desarrollo y con la autonomía también en el foco, Toyota está prestando especial atención a las características aerodinámicas de sus vehículos BEV. Tanto la construcción y diseño de los vehículos como la altura de las baterías tienen una incidencia importantísima en este sentido.
Es por ello que la marca va un paso más allá a la hora de optimizar el coeficiente de resistencia al viento (Cd) de sus vehículos añadiendo el componente multiplicador A (CdA) correspondiente al área frontal dado su impacto en la aerodinámica general.
Junto a ello, la marca está desarrollando una tecnología de baterías aún más planas. Actualmente, la batería del bZ4X, incluida la carcasa, tiene una altura de unos 150 mm. En el futuro, la compañía se propone reducir la altura de la batería hasta los 120 mm, e incluso hasta los 100 mm en el caso de vehículos deportivos de alto rendimiento, en los que también se busca una baja posición de la cintura del conductor con un impacto tremendamente positivo respecto a los valores de rendimiento.
