Este Dakar -más bien, sus inventores- se ha empeñado en no pasar indiferente a nadie; y, desde luego, lo está consiguiendo... Aunque las temibles dunas de Perú hayan quedado ya atrás, los acontecimientos se han seguido desencadenando con la incursión de la carrera en territorio boliviano, deparando hoy una de las noticias que, indudablemente, va a marcar el destino de esta edición: el batacazo del inconmensurable Stéphane Peterhansel...
El gigante del Dakar, pétreo como una roca del altiplano, siempre inefable, casi imposible de derribar, ha cometido un error camino del ecuador de la etapa maratón (sin asistencia), cuando rebasaba a un participante de la categoría de motos, que ha truncado el camino hacia su decimocuarta corona, dejando como líder en solitario, después de la jornada de descanso, al coéquipier que le secundaba en la general: Carlos Sainz Cenamor.
Después de haber encadenado varios infortunios durante las últimas ediciones del raid sudamericano, esta vez ha sido el español quien se ha beneficiado de un error ajeno para enfilarse hacia la conquista de la que sería su segunda victoria en Sudamérica. A falta de siete etapas, el madrileño y su navegante, Lucas Cruz, se encuentran en una situación ideal, con un terreno por delante muy favorable a las cualidades del bicampeón, y más de una hora de renta respecto a la Toyota Hilux de Nasser Al-Attiyah. El hombre que ocupa ahora, junto a Sainz, las dos primeras plazas de este Dakar.
Aunque haya llegado a meta con casi dos horas de demora, Peterhansel se mantiene dentro del podio provisional. Pese a haber roto la suspensión trasera izquierda de su Peugeot, el galo ha podido reemprender la marcha gracias a la ayuda de su compañero y amigo, Cyril Despres, y su copiloto, David Castera, que han ayudado a solucionar el entuerto a Peter y Jean-Claude Cottret. Aún así, después de lo acaecido hoy la posibilidad de hacer triplete con Peugeot se ha tornado ya una utopía para el genio de Vesoul.