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KTM 790 Duke: Precisión quirúrgica

  • Da en la diana de uno de los segmentos más competitivos
  • Su comercialización arranca en primavera con un precio de 9.689 euros

Por cuarta vez en cinco años, KTM ha escogido Canarias para presentar uno de sus modelos más importantes. La marca de Mattighofen (Austria) sigue volcada en la conquista del asfalto y para ello está armando una potente gama naked que ahora se fortalece con la incorporación de la 790 Duke. Gran Canaria, en concreto el sur de la isla, ha servido de base de operaciones para la presentación internacional de esta moto que da en la diana de uno de los segmentos más competitivos.

Desde sus orígenes hace ahora 24 años, KTM siempre ha tenido una Duke de cilindrada medio-alta. Primero con la 620 y, desde 2008, con la 690 Duke. Sin embargo, el concepto monocilíndrico demasiado dependiente en estética y posición de conducción de los modelos más off-road de la marca está más que caduco.

Por ello, comparar la 790 Duke con la 690 Duke es un pecado. Aunque haya un número de diferencia en su nomenclatura, en la práctica, dista un mundo entre una y otra moto. El motor ‘mono’ deja paso por fin a uno bicilíndrico en paralelo que en marcha representa un extraordinario avance en términos de confort sin perder un ápice de prestaciones. Más bien lo contrario. 

Este nuevo propulsor LC8c DOHC tiene 799 cc y cuenta con dos ejes de balanceo que borran del mapa cualquier atisbo de vibración. Es lo primero que sorprende y convence al dar al contacto y esperar a que la pantalla nos informe de que está ‘Ready to Race’. El sistema de inyección electrónica (DKK Dell’Orto) con una mariposa de 42 mm de diámetro y el sistema de gestión Bosch mediante ‘ride by wire’ es responsable en buena medida –según la marca– de su contundente respuesta. En datos: 105 CV a 9.000 rpm y 87 Nm a 8.000 rpm. 

Empleando términos ‘lorencistas’, sobre el asfalto todo sucede como si untaras mantequilla caliente en una tostada. La suavidad del accionamiento de los mandos está al nivel de la sofisticación de los productos que, uno a uno, ha ido lanzando KTM en estos últimos años. Puede haber quien prefiera la finura de un ‘tetra’, el carácter de un bicilíndrico o la personalidad de un tres cilindros, pero el ‘twin’ que ha desarrollado la marca austriaca le planta cara a cualquiera.

La mejor equipada

Como veremos, KTM es fiel en su apuesta por un diseño muy marcado, pero también en su voluntad de marcar diferencias con la competencia mediante el equipamiento. Es una ventaja tener un socio de la altura de WP para la parte ciclo, pero, además, la 790 Duke saca pecho con los modos de conducción, el control de tracción sensible al ángulo de inclinación, el ABS para curvas, la regulación del deslizamiento del motor y, atención, el ‘quickshifter’ de serie. ¡De serie!

Este sistema permite subir y bajar marchas sin tener que hacer uso del embrague. Es decir, el cambio actúa prácticamente como si fuera semiautomático (o automático en modo secuencial) cuando se va lanzado. Es uno de esos avances que los más puristas repudiarán... Hasta que lo prueben. Es válido tanto en un uso diario, como rutero y deportivo. No hay contraindicaciones que valgan para este sistema.

El diseño afilado de la 790 Duke también destierra el concepto que venía arrastrando la 690. Más próximo a toda esa nueva generación Duke que aterrizó en 2017, se nota la mano de Kiska, el estudio de diseño que da forma a las motos naranjas, en las líneas puntiagudas de este modelo. Son tan afiladas que en Austria, tan dados a bautizar sus motos más importantes con llamativos apodos, la han bautizado ‘The Scalpel’, es decir, ‘El Bisturí’.

Quizá demasiado exótico, el subchasis cuenta con unas aberturas que alimentan el ‘airbox’ y dan personalidad al perfil de la 790 Duke. Donde quizá la función ha guiado en exceso la forma es en el escape, más propio de un modelo de enfoque off-road que de una naked. Si no gusta, el catálogo de accesorios originales PowerParts ofrece un silencioso tipo ‘slip-on’ firmado por Akrapovic de inmejorable factura. En cualquier caso, en Mattighofen le han dado esa forma para pegarlo al máximo al chasis y alejarlo al máximo de la carretera.

'El Bisturí'

En la ruta por algunos de los tramos de más solera del sur de Gran Canaria, esta moto nos demostró lo que KTM venía avisando desde que la presentó aún en su fase concept en el Salón EICMA de Milán de 2016: corta las curvas con una precisión quirúrgica. ¿Se entiende ahora mejor lo de ‘El Bisturí’?

La parte ciclo se basa en un ligero cuadro de acero de alta resistencia atornillado al subchasis de aluminio fundido, una horquilla invertida WP de alta calidad, un monoamortiguador trasero WP y un amortiguador de dirección. Si a ello sumamos el arsenal de sistemas de control que, de serie, ofrece la 790 Duke, tenemos un modelo que, además de ágil, es muy seguro.

Dos palabras se repitieron durante la presentación técnica que tuvo lugar en uno de los hangares de Aeroclub de Gran Canaria: precisión y agilidad. En efecto, son los dos términos que mejor definen el comportamiento dinámico de este modelo. Si se quiere más suavidad o más carácter, sólo hay que navegar por el display digital en busca de los modos de conducción. Tres son alternativos según el uso que queramos darle a la 790 Duke (Sport, Street y Track); el cuarto y último (Rain) viene impuesto por la climatología.

Por si hace falta decirlo, en el mundo real, el de los semáforos, los límites de velocidad, los pasos de peatón y los peligros del tráfico, esta KTM se maneja de maravilla. Sólo hay que poner en el selector de modos el ‘Street’ y aprovechar toda la suavidad que proporciona el motor incluso circulando al ralentí en primera o segunda marcha.

A diferencia de la 1290 Super Duke R y Super Duke GT, esas formas tan angulosas no hacen mella en el confort de la 790 Duke. El asiento es cómodo y da una gran libertad de movimientos (nada que ver con la 690 Duke); además, lo compacto del motor se traduce en un conjunto muy estrecho que redunda en la gran manejabilidad de este modelo. La altura de ese asiento es de 825 mm, aunque puede reducirse a 805 mm con uno especial del catálogo PowerParts. 

Hecha a medida de un tipo de motociclista que busca rendimiento y estilo, la KTM 790 Duke va a llegar en breve, desde principios de primavera, a los concesionarios de la marca con un precio de 9.689 euros. Habrá una versión, la 790 Duke L, de 95 CV y limitable a 44 CV para cumplir con los requisitos de la licencia A2.

 

Autor
Róber Martí
Periodista. Ha sido redactor del periódico Superdeporte así como en otros medios de especializados como Motor 2000 o Canarias Racing. Ha colaborado en Radio Marca, COPE y actualmente codirige el programa Motor en la Onda de Onda Cero Canarias.
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