Seguro que en muchas ocasiones, al analizar el comportamiento de un coche y, concretamente, su confort al volante, habrán leído en éste y otros medios especializados el término ‘NVH’. Este acrónimo anglosajón se refiere a los ruidos (noise), vibraciones (vibrations) y asperezas (harshness) indeseados que acaban repercutiendo de forma negativa en la finura de funcionamiento de un vehículo.
Es difícil definir con palabras todas las percepciones que se engloban en el término ‘aspereza’ al hablar del comportamiento de un coche. En el caso de las vibraciones, éstas suelen venir asociadas al motor, la transmisión y la rodadura filtrándose a través de los componentes del bastidor hasta el puesto de conducción. En cuando al ruido, el número de fuentes es amplísimo y todos, hasta el más mínimo, suelen pasar el escrutinio de los ingenieros de un fabricante antes de que un nuevo producto salga de la línea de montaje.
SEAT es una de ellas. Su Centro Técnico de Martorell, en Barcelona, dispone de una estancia diseñada para analizar, uno por uno, cualquier rumor que pueda llegar a ser molesto o que esté por encima de los valores deseados. Se llama cámara anecoica y está diseñada para generar unas condiciones próximas al silencio absoluto.
Esta habitación es, en realidad, una caja dentro de otra con varias capas de hormigón que la aíslan por completo del exterior. A su vez, su interior emplea materiales absorbentes que atrapan el 95% de las ondas sonoras, eliminando así cualquier reverberación. Así, sin interferencia alguna, la marca asegura que ingenieros y técnicos pueden llegar a escuchar su pulso mientras trabajan.
Con sus cientos de piezas y componentes, un coche es una gran fuente de ruido. También parado. Al abrir y cerrar la puerta, al pisar el embrague, al dar al contacto... Todo, hasta el más mínimo detalle, se analiza en el interior de esa cámara anecoica. “Por un lado, medimos el nivel de desagrado de los ruidos y comprobamos que estén reducidos al mínimo y por otro, verificamos que los sonidos que queremos oír, los que hablan del vehículo, estén perfectamente definidos. Finalmente, trabajamos en la armonía de todos ellos”, señala Ignacio Zabala, responsable del departamento de Acústica de la marca española que acaba de cumplir setenta años.
Los especialistas se ayudan de una serie de micrófonos de alta sensibilidad. Para reproducir con exactitud cómo percibe un sonido una persona emplean uno micrófono binaural montados a la altura de los oídos en un torso que ponen en distintas posiciones para analizarlo desde diferentes ángulos. “No te sirve de nada que el coche tenga un gran aislamiento del exterior, si luego oímos la ventilación demasiado fuerte. Por eso tan importante es reducir ruidos y definir sonidos como conseguir una armonía entre todos ellos”, explica el especialista en acústica de SEAT.
Por supuesto, el motor y su altavoz, el escape, son dos de los componentes en los que los técnicos ponen toda su atención. Y no sólo para ver cómo afecta a las características de NVH de un vehículo, también para que vaya en consonancia con su carácter. “Todos tenemos una idea muy clara del rugido de un motor deportivo. Por eso, nosotros comprobamos en la cámara anecoica que transmite lo que queremos”, afirma Ignacio Zabala.
Mandos y controles también generan un sonido que, con la digitalización, han permitido a los fabricantes desarrollar su propia identidad. Como los interfaces de cuadros digitales y pantallas multimedia, esa banda sonora ayuda a diferenciar unos modelos de otros e incluso en marcas con aspiraciones premium, marcar distancias con las generalistas. Es lo que se llama ‘psico-acústica’, la percepción subjetiva del sonido y que también tiene otra vertiente: el que un ruido que, a pesar de no alcanzar un alto nivel de decibelios, pueda llegar a ser molesto. “Un leve tintineo nos puede poner muy nerviosos y molestarnos más que algo estridente”, explica Zabala, cuyo equipo mide este factor mediante el índice de articulación, es decir, la capacidad de mantener una conversación entre dos personas en un entorno concreto.
Un departamento de Acústica somete a examen componentes así de sofisticados, por también otros tan básicos como los limpiaparabrisas. Al fin y al cabo ¿a quién no le acaba molestando una escobilla demasiado ruidosa mientras barre el agua del cristal? Para saber cómo se comportan en distintas situaciones, ingenieros como Zabala recrean diferentes condiciones de temperatura. “No suena igual un limpiaparabrisas con calor que bajo cero, el motor recién encendido que cuando ya se ha calentado, o las ruedas sobre diferentes pavimentos”, añade.
